La Senadora Laferte entregó una distinción a sobrevivientes del “Milagro de los Andes”

Tras cumplirse, en 2022, cincuenta años desde que ocurrió el accidente y rescate, la legisladora mendocina viajó al lugar del incidente y entregó distinciones a algunos sobrevivientes.

La Senadora Jesica Laferte entregó distinciones a algunos sobrevivientes del accidente de avión uruguayo, ocurrido el 13 de octubre de 1972, en donde perdieron la vida 29 personas y sobrevivieron 16. La Honorable Cámara de Senadores de Mendoza declaró de interés el año 2022 al conmemorarse los 50 años de la tragedia, conocida como el “Milagro de los Andes”.

Los sobrevivientes fueron: Pedro Algorta, Roberto Jorge Canessa Urta, Alfredo Daniel Delgado Salaberri, Daniel Fernández Strauch, Roberto Fernando Francois Álvarez, Roy Alex Harley Sánchez, José Luis Inciarte Vázquez, Álvaro Mangino Schmid, Javier Alfredo Methol Abal, Carlos Páez Rodríguez, Fernando Seler Parrado Dolgay, Ramón Mario Sabella Barreiro, Adolfo Luis Strauch Urioste, Eduardo José Strauch Urioste, Antonio José Vizintín Brandi y Gustavo Zerbino Stajano.

En un acto oficial, también se distinguió al sobreviviente Mangino, quien no pudo llegar a la cumbre por estar recientemente operado del corazón.

Laferte, junto a Gustavo Zerbino (sobreviviente) y los hermanos Nicola (hijos de Esther Horta Pérez y el doctor Francisco Nicola, ambos fallecidos en el accidente), llegaron al hito, la Cruz del avión, a más de 3600 metros de altura. La travesía se realizó parte a caballo y parte a pie, allí la legisladora homenajeó a los representantes del avión siniestrado.

Por otro lado, también reconoció a Juan Ulloa emprendedor Malargüino, quien trabaja para mantener viva esta historia con visitas al lugar, cuidando ese patrimonio que, en el colectivo social, ya es considerado un santuario.

Zerbino: “Ésta es una historia de amor, Fe, esperanza y compromiso confraterno a tres hermanos: Uruguay, Argentina y Chile. Que los liderazgos fueron cambiando pero que la premisa fue nada de críticas, apoyo incondicional a la acción y motivar al que se debilitaba. Instó a los jóvenes a que se muevan por amor, pasión y lealtad como en la sociedad de la montaña”.

La Senadora Laferte agradeció primero a Dios y segundo a ellos, por la oportunidad de ser parte de estos momentos tan especiales e instó a los malargüinos y mendocinos a conocer y valorar este patrimonio de la humanidad que poseemos y difundir esta historia de trabajo equipo, resiliencia y empatía. “El “Milagro de los Andes” son hombres y mujeres que inspiran, que transmiten valores y principios, son el relato vivo y un grito de esperanza a esta sociedad y a las generaciones futuras”.

Vale destacarse que por primera vez Laferte realizó esta travesía y manifestó quedar “muy impactada y emocionada, es un lugar en donde hay una energía especial y que obviamente deberíamos visitar todos los mendocinos”.

¿En qué consiste el proyecto?

Tiene como objeto declarar de interés por esta Honorable Cámara de Senadores el aniversario “50 años del Milagro de los Andes”, ocurrido el 13 de octubre de 1972 en la Cordillera de los Andes.

El avión Fairchild F-227 transportaba al equipo de rugby amateur Old Christians Club de la ciudad de Montevideo en Uruguay, quienes jugarían un partido en Santiago de Chile contra el Old Boys Club. Previamente el avión había hecho escala en la ciudad de Mendoza, donde los pasajeros compraron vinos y chocolates que luego fueron parte del poco alimento que pudieron ingerir en sus 72 días.

La nave se estrelló en un risco de la Cordillera de los Andes, estaban a 4.200 msnm, el fuselaje se deslizó por la nieve y quedó en medio de la cordillera. El avión llevaba 40 pasajeros, entre los jugadores, familiares, amigos, y cinco tripulantes, que acompañaban con el objetivo de abaratar el transporte. Como resultado del impacto, 11 murieron. Otros fallecerían en los días siguientes debido a sus heridas y como consecuencia de una avalancha de nieve.

Para poder sobrevivir, racionaban los pocos alimentos y bebidas que tenían. Pasaron noches donde no podían dormir debido al frío y el hambre. A los diez días de la caída de la aeronave en plena cordillera, los pasajeros del avión fueron dados por muertos.

Para poder subsistir debieron recurrir a la antropofagia, es decir, el consumo de carne humana. Los sobrevivientes hicieron un pacto, que si alguno de ellos moría quedaba a disposición del grupo, para la subsistencia de los demás. Antes de llegar a esto intentaron comer pasta dental, raíces, cuero de los cinturones, etc.

Pasado los dos meses Parrado, Canessa y Tintín deciden emprender una expedición para pedir ayuda, a los tres días Tintín se encontraba muy agotado y decidió volver al avión, pero los otros dos siguen su camino. Caminaron durante varios días, donde hubo momentos extremos, no podían aguantar más, pero sacaban fuerza de voluntad y continuaban hasta que en un valle encontraron un río. Lo siguieron y al anochecer, cuando recogían leña, vieron a tres hombres en la otra margen del río llamado El Barroso. El ruido que provocaba el potente caudal del agua les hizo imposible hacerse escuchar. Estaban tan débiles que hasta les costaba gritar.

Catalán, uno de los arrieros que los vio, les lanzó una botella, con un papel y un lápiz. Con las escasas fuerzas que le quedaban, luego de agotadoras jornadas de caminata, Parrado escribió: “Vengo de un avión que cayó en las montañas, soy uruguayo, hace 10 días que estamos caminando, tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas, tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos cómo. No tenemos comida, estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?”

Amarró la nota a una piedra y la arrojó a la otra orilla, el arriero hizo señas de que había comprendido. A su vez, el señor que estaba pastando con su ganado del otro lado del río les dio cuatro panes para poder alimentarse.

El jueves 21, el encuentro de los dos sobrevivientes con el arriero fue clave. Después del mensaje de socorro, Catalán Martínez avisó a Carabineros en Puente Negro. Para ello, recorrió 120 kilómetros a caballo junto a su hijo Juan de la Cruz.

El sábado 23 de diciembre, 72 días después del accidente, los sobrevivientes fueron rescatados, la mayoría del grupo, por capacidad de las aeronaves, y por las inclemencias del tiempo debieron esperar hasta el día siguiente para ser rescatados.

Para el 24 de diciembre, todos ya estaban a salvo, 13 de ellos pasaron la Nochebuena en el Hotel Sheraton de Chile, donde pudieron festejar con algunos de sus parientes. “Fue muy emocionante ya que nosotros nos habíamos puesto como objetivo llegar a la civilización antes de la Navidad”, por este motivo también se conoce la historia como: “El Milagro de Navidad”.

La vuelta a Montevideo fue recién el 28, aunque no todos regresaron en esa fecha. Parrado, Algorta y Harley se quedaron unos días más en el país cordillerano, por cuestiones de salud.

A todos le llevó meses recuperar su organismo, sus vidas, pero lucharon por hacerlo y hoy muchos de ellos son conferencistas que llevan esperanza y motivación a mucha gente, otros escriben y otros simplemente lo comparten en el seno de sus familias como una marca inolvidable para sus vidas.

El arriero, con el típico sombrero de copa aplanada, el mismo que luciría hasta su ancianidad, fue objeto de todas las muestras posibles e imaginables de gratitud y cariño.

En su fuero íntimo, creía que, al día siguiente, esos muchachos terriblemente flacos, con mal olor y con sus labios sangrando, se olvidarían de él. Pero para los jóvenes rugbiers sería, por siempre, “el papá” de todos.

A partir de ese momento, la relación con Catalán, nunca se interrumpió, todos los años viajaban a visitarlo, a tal punto, cuando en julio del 2007 la artrosis de su cadera derecha le impidió montar o aún caminar, fueron ellos los que financiaron la operación y la compra de una prótesis. También lo ayudaron cuando debió operarse nuevamente en el 2012.

En el 2008 fue declarado ciudadano ilustre de la comuna de San Fernando. En octubre del 2013 abrió el Museo Andes 1972, en Rincón 619 de la Ciudad Vieja de Montevideo, en homenaje a las 29 personas que murieron en la cordillera y a los que arriesgaron sus vidas para salvar las del resto.

En el subsuelo, hay un espacio cultural llamado “El arriero”, dedicada a él. Tuvo oportunidad de visitarlo, junto a sus familiares, el 15 de agosto de 2016 cuando se descubrió una estatua que lo representa, obra del escultor Iván Hansen.

Falleció el 11 de febrero de 2020, a los 91 años. A su funeral asistió Gustavo Zerbino, uno de los sobrevivientes, en representación del grupo.

Desde el día mismo en que se produjo el rescate de los sobrevivientes, para Catalán fueron años de cariño y de reconocimiento, de homenajes y de notas periodísticas. Para entonces ya había entendido que sería recordado como un héroe y que nunca sería olvidado. Como bien se merece.

Catalán Rodríguez, el arriero que los salvó y el grupo de sobrevivientes, mantuvieron una relación estrecha hasta su fallecimiento.

Con el objetivo de la concientización de la comunidad y especialmente de las generaciones más jóvenes se está trabajando desde las distintas áreas de la municipalidad de Malargüe en distintas acciones con los vecinos para el conocimiento de la historia, de las ruinas y su difusión, para que podamos conservar este patrimonio que nos enriquece y enorgullece como población además de confraternizarnos con los hermanos chilenos y uruguayos.