18/05/2017-
Fue reconocida por su compromiso social y deportivo para incluir y brindarles contención a niños, niñas y adolescentes de Guaymallén. El senador Gustavo Arenas fue el autor del proyecto.
Allá por el 2010, en una ajetreada canchita de tierra del barrio Alimentación, en Dorrego, Guaymallén, Jorge Muriega y su familia pusieron a rodar una pelota y, con ella, su sueño personal de crear la Escuela de Fútbol Azul y Oro, una titánica tarea sin fines de lucro sostenida a puro amor para brindarles un ámbito de contención social y familiar a niños, niñas y adolescentes que de otra manera quizás hubieran sido tentados por un errático destino de calle hacia situaciones de consumo problemático.
Con esa premisa como norte, la humilde escuelita barrial que nació con piso de tierra baldía y paredes de viento ha sido mantenida con notable esfuerzo por sus mentores, incluso despojándose de bienes personales muy necesarios, por lo que este mediodía fue reconocida con una merecida distinción de la Cámara de Senadores de la provincia, merced a un proyecto de resolución presentado por el senador Gustavo Arenas.
El acto se desarrolló en el Salón Rojo de la Legislatura, por supuesto, con la destacada presencia de quienes idearon ese ámbito barrial modelador de vidas y de integrantes de los planteles de las diferentes categorías que han llevado a ese semillero a ser distinguido “por su compromiso social y deportivo, ejemplo de inclusión y contención de niños, niñas y adolescentes del departamento de Guaymallén”, según reza la iniciativa del legislador justicialista.
Los argumentos de la propuesta legislativa también remarcan la gran dimensión que tiene y el impacto social que genera esa institución debido a que en su desempeño “transmite los valores del deporte social, como solidaridad, compañerismo y cooperación, generando un espacio de inclusión, desarrollo social y deportivo”.
Además, para coronar un presente donde se les abren puertas gracias a su tesón, los chicos y los jóvenes tiene la posibilidad de entrenar en las instalaciones del también guaymallino Club Social y Deportivo Juventud Pedro Molina, para poder contar con la infraestructura de esa entidad barrial recuperada por los vecinos que se opusieron a que fuera rematada mediante argucias legales para demolerla y construir ahí un emprendimiento inmobiliario en una ubicación privilegiada, a metros de la Ciudad de Mendoza.
Trabajo desinteresado
Desde su surgimiento hace siete años, la Escuela de Fútbol Azul y Oro ha participado en diversos certámenes y ha sido campeona con su plantel de primera división en los torneos Master 2010, 2011 y 2012, Copa Crack Futsal 2014, Federación de Futsal de Buenos Aires (Fefuba) en Mendoza 2015 y Copa de Plata de Alsina Futsal 2016.
Mientras, en la categoría infantil se adueñó de los torneos de esa divisional de la liga del 2012 y el 2013, así como el Ipley 2014 de la Municipalidad de Las Heras. Simultáneamente, su equipo femenino también ha tenido destacadas participaciones, ya que salió campeón de los torneos de la AFA Futsal 2013, 2015 y 2016.
Todos estos logros han sido motivados por el trabajo desinteresado de Jorge Muriega y su esposa, Carina, quienes son un ejemplo de compromiso deportivo y lucha diaria ya que –afrontando diversas dificultades, como los escasos recursos económicos para pagar las inscripciones en campeonatos, las planillas y los materiales deportivos– no pierden de vista su objetivo de ayudar a una franja de la población en estado de vulnerabilidad aportándoles valores de vida y perspectivas de futuro.
Azul y Oro cuenta actualmente cuenta con 25 jugadores en su plantel de Primera, con 20 mujeres en el fútbol femenino y con 20 niños en la división Infantil, bajo la dirección de la familia Muriega, que se ha transformado así en un ejemplo de compromiso social y deportivo porque –a pesar de transitar vicisitudes personales– brinda todo para consagrar a esa escuela de fútbol y cumplir el sueño de jugar en la Federación de Fútbol de Salón (Fefusa).